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Rodrigo Sturtz - #conurbantour - portada - OYR

#conurbantour. Parte 1. Rodrigo Sturtz: punk, skate and food

25/08/2025

“Unos inadaptados de Venice Beach, California, inventan un estilo de skateboarding y se apenan al ver que su deporte se convierte en un gran negocio”, dice la ventana del film Los Amos de Dogtown (The Lords of Dogtown) en Netflix.

En un momento, ese lugar que las películas de Hollywood muestran como el paraíso con chicas en bikinis mostrando sus medidas perfectas, no era lo que parecía; era más bien todo lo contrario. En las calles de Los Ángeles, California, solo existía un ambiente deprimente y solitario. No había tanta aventura, pero existían tres jóvenes a quienes les gustaba patinar por las pistas y surfear por las olas: Stacy Peralta, Tony Alva y Jay Adams. Y como eran vistos como una pandilla, no les quedó otra que tomar posesión de casas que estaban deshabitadas para utilizar las piscinas vacías como bowl. Pero todo lo que empieza como algo alternativo, después termina siendo mainstream, porque las empresas se empiezan a fijar en estas personas que están la mayoría del día sobre una tabla, ya sea en el mar o en el asfalto.

En un rincón de América, bien al sur, en un país llamado Argentina, para empezar a hablar de skate, tenemos que situarnos a fines de los 70. Gracias a la importación, a principios de los 80, empezaron a llegar skates de marcas como Pro Class (marca canadiense de calidad semi profesional) o algunas mejores como Alva en mucha menor medida o Santana. El desarrollo de la actividad encontraba su cúspide, pero luego con el el cierre de la importación, el skate cae casi en el olvido.

Fue en 1984, dentro del proyecto del Cinturón Ecológico, que en zona norte de Buenos Aires tuvo acogida en el Parque Bancalari, donde se construyó nuevamente y bajo la dirección del arquitecto Enrique Ezcurra una nueva pista de skate aparecía, el bowl de Bancalari (hoy prácticamente destruido). Esta pista era una copia de un skatepark norteamericano de los años setenta, cortada y rediseñada para los metros cuadrados estipulados en los planos finales.

Un fanzine llamado Grind, del año 87, habla del primer “gran” Street contest de la Argentina y el tercero hecho en Mar del Plata, en el playón del balneario “Las Toscas” (primero se habían hecho en Punta Mogotes y otro en Playa Grande). Para la segunda mitad de la década de los 80s el skateboarding empezaba a sumar gente e iba saliendo del under que había caído entre el 80 y el 85.

Empezó la era de las jumpramps, los curbs, los wall rifes, los street plants y no complis, las botitas Topper de básquet negras o para el que podía las Chuck Taylor, las Jordan 1, o las Vans hi top. El harcore, el punk, el rap y el reggae sonaba siempre en los walkmans.

En 1987, varios años antes de que el grupo llegara a Argentina, Suicidal Tendencies compone Possessed to Skate, corte incluido en el álbum Join the Army. Esta canción empodera al skate en su letra y a la vez se convierte en una de las primeras influencias del skate punk.

Por ese mismo año, en nuestro país, un skater, Guillermo “Walas” Cidade, que venía con toda la cultura americana de las tablas, en unión con Francisco “Paco” Ruiz Ferreyra en batería, José “Topo” Armetta en el bajo y Richard Serafini en voz, sacan al mercado argentino, Massacre Palestina, en ese momento el disco homónimo de la banda. Después del atentado a la AMIA en 1994, el grupo pasó a llamarse simplemente “Massacre”.

 

Rodrigo Sturtz aprendiendo a soldar rampas y con primera tabla de El Chulengo- OYR

Primera rampa y tabla chulenguera

 

En julio de 1989, en la ciudad de Campana, en la provincia de Buenos Aires, Gus Pepa (bajo), Cape (guitarra), Blacky (batería) y Nekro (voz), ensayan bajo el nombre de Anesthesia (en homenaje a Cliff Burton, primer bajista de Metallica y a su tema “Anesthesia Pulling Teeth”).  En un principio, sus letras eran de tinte ecologista (Blacky y Nekro eran activistas de “Green Violence”, grupo de acción directa por la Liberación Animal). Era el inicio de lo que luego conoceríamos con el nombre de Fun People. Carlos “Nekro” Rodríguez, después autodenominado Boom Boom Kid, es un asiduo asistente a las pistas de skate y sigue siendo un ferviente defensor del “Hazlo tú mismo”.

En 1991, en Valentín Alsina, Superuva, una banda legendaria del punk rock argentino, le va a dar a los chicos uno de los grandes himnos que aún perdura en la memoria de gente de esos años y en las nuevas generaciones: Remeras rockeras. “Todos los chicos tienen remeras rockeras. Yo solo tengo una remera toda negra. Desesperado voy buscando en las vidrieras. Voy preguntando: ¿Tienen remeras rockeras?…

Detenido Desaparecido, fue una de las bandas que más militó en contra del servicio militar obligatorio desde los escenarios. Hunden América en sangre (1994) fue distribuido junto al fanzine “Juventud Perdida”, y reivindicó la memoria de los crímenes de Estado desde Roca hasta Videla.  El 6 de abril de este año, fue encontrado sin vida, el joven soldado Omar Octavio Carrasco, dentro del cuartel de Zapala, Argentina. El 31 de agosto de 1994, mediante el decreto 1549/94, el entonces presidente Carlos Menem suspendió el servicio militar obligatorio.

Un año más tarde, el bajista Darío (después Natalia), el baterista Duende, el guitarrista Lisandro y un cantante apodado Punga crearon Vieja Escuela. Querían hacer hardcore old school y querían que llegue a todo el mundo. Probaron su propia interpretación de la ideología straight edge, que predicaba la abstinencia del alcohol y drogas, del sexo casual y los excesos que caracterizaron a los primeros héroes del punk. Como su sonido bien demuestra, no se trataba de un gusto por la contención sino por lo revolucionario. Para resistir al control corporativo de la sociedad dominante, la mejor apuesta era resistirse a estas satisfacciones tan pacificadoras como autodestructivas.

Si bien estas bandas mencionadas en los párrafos anteriores, no son de zona sur de la provincia de Buenos Aires, en algún momento en un evento tocaron.

 

Rodrigo Sturtz - Evento en B° Villa Galicia - OYR

Sturtz en su barrio

 

En Facebook, se puede leer en el perfil ZONA SUR H.C. PUNK, que el mismo se crea con el fin de difundir bandas de ese punto de la provincia, recordar bandas de los 80’s ,90’s y actuales, como así también compartir información ya que muchas quedaron en el olvido. La que no va a quedar en el ostracismo, es Flema. Banda de punk rock argentina, oriunda de Gerli, Buenos Aires, formada en el año 1986 por Juan Manuel Fandiño y liderada por Ricky Espinosa desde 1990 hasta su muerte en 2002, la banda siguió su actividad a partir de 2007, ya sin ninguno de sus miembros originales.

Volviendo a Suicidal, un año después de que irrumpieran con una canción que hablaba del skate, en Argentina, salía el compilado Invasión 88 junto a otras bandas argentinas como los mencionados Comando Suicida, Attaque 77, Los Baraja, entre otras. A partir de este vinilo, Flema obtuvo su primera entrevista en la revista argentina Pelo y de este encuentro se empezó a crear la imagen “anarco-quilombera”.

 

Rodrigo Sturtz con su amigo Gonza y su flia Slayer - OYR

Amigos son los amigos

 

El que empezó a hablar de tendencias, cuando muy pocos lo hacían fue Wallas. “Hay como tres generaciones de skaters. La primera, representada por Tony Alva, que se animó a meterse dentro de una pileta vacía, inventando los deportes extremos. Alva tenía pelo largo, venía del hippismo y su soundtrack era Jimmy Hendrix. La segunda fue con Duane Peters, que fue quien radicalizó las maniobras: les dio un carácter punk. De hecho, fue el primero que llevó la filosofía punk al skate. Hasta que, de repente, apareció un chiquito, muy niño, que llevó al skate hacia un nivel superior: Tony Hawk. Con Hawk entró en juego el nivel técnico. Lo espontáneo tomó carácter técnico”. Y desde ahí, un cumplido: “Ellos eran mis Kempes, mis Tarantines”, expresó en una entrevista que le concedió al diario Página 12.

“Eramos una minoría resistida. Nos pasó lo mismo que con el punk y el rock: no encajábamos. Sufrimos, fuimos outsiders, elitistas y demás. Hoy veo una guitarra eléctrica al lado de un skate y pienso que el tiempo nos dio la razón”, cuenta Wallas en el mismo envío, antes de sacar su libro “Skate Punk, un lunático sobre ruedas”.

El 16 de junio del 2017, en la revista Viva del diario Clarín, el peruano Virgilio Martínez, antes de ser considerado el mejor chef del mundo, narra que era un joven limeño deportista, futbolista y skater, para ser más preciso. “Estaba de las ocho de la mañana a las nueve de la noche con la patineta. Exploraba Lima y ahora, visto a la distancia, pienso que era como cocinar. Hacía performances, creaciones, buscaba la perfección, andar con estilo. Y en el estilo hay mucho arte. Todo eso me formó como cocinero. La vinculación con la cocina viene porque mi padre me decía: ‘Deja de estar con la patineta, todo sucio, con los pantalones rotos’. En Central, el restaurant de Virgilio en Miraflores, todxs usan chaquetilla blanca. La ruptura pasa por la comida, que está centrada en las diferentes regiones de Perú”.

Antes de ser un artesano, en los años 80s Fernando Brambrilla fue skater, precisamente, el primer skater de Luján. De su tabla de la adolescencia pronto subió a otras para esta vez deslizarse por la nieve. Primero desafió las pendientes de San Martín de los Andes y más tarde, de los centros de esquí de La Cerdanya, en Cataluña. Durante ocho años comenzó a ganarse la vida diseñando las gráficas de tablas y bicicletas. Además, fue parte del equipo de una empresa de una marca de bebida energética, para cascos de profesionales. Y también formó parte de las marcas del mundo de las motos choperas. Hoy, Brambrillla con sus delantales artesanales, de un jean robusto, con correas de cuero y una estética norteamericana de los años de 1920 a 1940 se convirtió en la estrella que todos chefs, baristas y bartenders de los mercados más exigentes del mundo, quieren conocer para obtener sus productos. Bramby Supply Co., es el nombre de la firma que construyó, junto a su mujer Carolina Calandrelli, arquitecta de profesión, en Barcelona hace casi más de una década.

En los 90, el 1 a 1 permitió que muchas marcas entraran a nuestro país, como así también que muchos skaters pudieran viajar a conocer bowls de otras partes del mundo, hasta que la crisis del 2001 volvió a punto cero cualquier intención.

Pero siempre hay gente que mientras todo se incendia, tiene un extinguidor para apagar el fuego y de las cenizas hacer un lugar donde los amigos se encuentren y se vaya generando una comunidad.

 

Rodrigo Sturtz y desde Barcelona a zona Sur y Gastón Cáceres su primer jefe de cocina - OYR

De Barcelona al conurbano y primer jefe de cocina de Sturtz

 

En ese 2001, mientras un presidente se iba en helicóptero para nunca más volver, tres amigos de Quilmes abrieron en Bernal el Eh? Park. Un skatepark abandonado que terminó siendo después de 24 años un templo para los amantes de las tablas con todas las comodidades y sede de una de las paradas del #conurbantour que comanda Rodrigo Sturtz en la actualidad.

Cuenta la historia que la idea nació tras haber perdido los lugares que tenían para andar en skate (plaza San Martín, la rampa de Varela, el Sumo, Eh viejo, el cierre de New Power, etc). Como consecuencia, la banda se empezó a dividir: unos patinaban en la plaza Conesa, otros en la rampa de Bernal luego de ser cortada y otros ya ni andaban. Entonces surgió la idea de reabrir el skatepark abandonado de New Power, el cual había cerrado sus puertas hacia ya 2 años (1998).

Uno de los amigos de los dueños de Eh? Park era el Lele Cristóbal, quien, por esos tiempos, estaba lejos de los fuegos y cocinas y más cerca de las rampas. Su hermano, el Luchi, un skater de primer nivel, patinaba con Rodrigo y un día, cuando el Lele había encontrado su lugar en el Café San Juan, apareció Rodrigo y la historia la pueden leer y escuchar en otros posteos en este sitio.

Este breve paso por la historia del skate, es porque a la vez que salían nuevos patinadores, desde el conurbano bonaerense empezó una invasión de una generación de cocineros con looks descontracturados y con tablas en sus mochilas. Es decir, la famosa chaquetilla blanca quedaba para lugares que querían seguir manteniendo lo establecido en la carta. El Skate is Not a Crime o Skate to Die or Die to Skate, fue reemplazado por Try this food or you’ll regret not doing so.

 

Rodrigo Sturtz con gente que trabajó en Café San Juan - - OYR

Café San Juan

 

Uno de éstos fue Rodrigo Sturtz, el skater que sigue manteniendo el espíritu punk no solo en su cocina sino también en la forma de autogestionar eventos para que la nueva generación adquiera amor por el deporte de tablas, por la música que a él lo motiva a seguir ganando territorios sin ocupar y, sobre todo, por el disfrute de la comida que lo marcó en su adolescencia (pero con un toque gourmet). La pasta de los domingos con el famoso peceto se transformó en una italiana con oliva y mariscos, pero con esa salsa de tomate que solo la abuela sabía hacer. El vacío al horno con papas se transformó en uno con picklets, para que ese ácido del vegetal invite a disfrutar de esos gramos de carne de una manera diferente.

El trayecto del #conurbantour es una muestra en tiempo real de la reformulación de las cocinas, inlcuidas las de restaurantes en listas de recomendados, para decirles a los que se arrimaban a los eventos que, con un chulengo, productos de primera calidad y por sobre todas las cosas, con la bebida a la temperatura justa, se puede innovar sin caer en un pastiche que termine siendo insulso. Como toda banda que recién comienza, los primeros en acceder a los recitales son los amigos. En este caso, la banda sigue siendo la misma, pero en cada lugar se va sumando gente nueva, que, en un mañana no tan lejano, terminará ocupando nuevos espacios para que el sonido no se corte. Tal vez, y volviendo al inicio, este inadaptado esté cambiando el modo de combinar los condimentos con los sonidos y el Street. Pero solo lo vamos a saber cuándo una plataforma lo convoque y salga en escena con una marca de ropa o un plato que no sea el que conocemos todos. Ese día, If you weren’t at a Conurban Tour date, it’s because you don’t know about cooking, music, and skateboarding, pero no te preocupes, porque todos son bienvenidos a esta comunidad que acepta a personas dispuestas a experimentar nuevos retos, como lo está haciendo desde que tiene uso de razón, Rodrigo Sturtz. El punk es romper con las reglas impuestas, en algunos casos, ser punk también es hacer que la gente disfrute de un buen plato de comida, música y skate en lugares que el día de mañana serán edificios.

 

Rodrigo Sturtz y su paso por La Parrillita - OYR

 

Fotografías: compartidas por Rodrigo Sturtz.

Edición de texto: Matías Lapezzata.

Texto e investigación: Carlos Rolando.

 

 

 

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