Amigos en la contención
10/06/2025
El sábado 7 de junio del 2025, otrasyerbasrock.com conoció desde las entrañas a la tribu de los gastronómicos. Gente que a pesar de pasar gran parte de su día entre hornallas y respondiendo la requisitoria de un comensal cada vez con más paladar, termina su día en el restó de un amigo que en ese momento se prestó para que su grupo de amigos pueda compartir charlas, cervezas heladas y pueda descargar la tensión de un día agitado.
Esta nueva generación de habitantes silenciosos que transitan la noche de Capital Federal por los lugares que son polos gastronómicos, surgió después de la crisis del 2001 y vino a reemplazar al famoso chef de chaqueta blanca que usaba productos industriales, es decir champiñones en lata, para citar un ejemplo. Ellos dejaron el uniforme tradicional, lo cambiaron por tatuajes, remeras y pantalones de marcas de skate y llenaron las cocinas de productos traídos desde los lugares en los que se producen. Las papilas gustativas empezaron a saborear condimentos que antes no se usaban, a saborear mezclas de pescado con cerdo y cortes de carnes que estaban en el olvido. Fue el inicio de la nueva cocina argentina, dónde los chefs comenzaron a ser comparados con estrellas de rock y dónde una camada de jóvenes se volcaba a las escuelas de cocinas porque querían ser parte de esta nueva tendencia.
Como todo lo que sube, baja, el mercado fue decantando, los no auténticos, los que querían estar porque era moda, se fueron quedando al margen y los verdaderos amantes del arte culinario se fueron haciendo paso en este duro oficio que no conoce las estaciones del año, porque el fuego es la vedette del lugar. Rodrigo Sturtz, forma parte de esta generación, por eso fue llamativo que, al llegar a La Parri, sede, de una de las fechas de El Chulengo Tour, gran parte de los presentes eran gente que había terminado su turno de trabajo en restaurantes cercanos y fue hasta allí porque sabía que lo que iba a saborear era de primera calidad. La contraseña, por denominarla de alguna manera, eran los diálogos sobre comandas que no tuvieron el éxito deseado o viceversa.
Los sándwiches de chorizo a la pomarola y de roast beef, con los vasos de cerveza helada, fernets y aperitivos eran el descontracturante perfecto para finalizar la jornada y prepararse para el día siguiente. La tribu gastronómica, solo tiene libre los lunes. En esas charlas, dónde los tips para la elaboración de nuevos platos, se mezclan con escenas de la vida cotidiana, florece una especie de contención que ningún profesional puede brindar. Porque solo ellos conocen los códigos y los gestos para saber cuando un amigo está pasando por un mal momento. Ese malestar casi nunca viene del trabajo, porque como son eximios en lo que hacen, son respetados y a la vez están siempre en busca de la perfección. Los malestares tienen su origen en la cantidad de horas trabajadas o de encontrar a la persona que esté a su lado, porque la tribu gastronómica siempre extiende su horario que no figura en la planilla laboral, para ir a terminar la noche entre amigos.
Fiorella y Tobías dueños de La Parri
El Tute de Lanús, es uno de los integrantes de esta tribu. Cumple con todos los requisitos y conoce a Rodrigo Sturtz, desde hace años. Ellos cumplen el ritual que acaban de leer, con la diferencia, que el mismo se modificó en un momento porque ya no estaba “el gordo”, una especie de jefe de tribu, que los reunía a todos alrededor de una fogota imaginaria para que la amistad en tiempos de celulares siguiera siendo face to face, incluso desde antes que este invento tecnológico existiera. A veces, la mayoría, eran risas, pero a veces, también eran lágrimas, porque la vida es un carrusel de emociones. Lo que parecía a simple vista una tragedia terminó convirtiéndose en una comunión. La unión hace la fuerza, por eso, sin ese líder, todos se hicieron fuertes y terminaron más amigos. Ese espacio vacío, dejó un aura, que algunos supieron aprovechar, lanzándose a proyectos propios, otros a seguir en el lugar en el que estaban a pesar de que sabían que necesitaban una promoción. Por suerte, a todos les salió bien, porque estaban contentos y brindaban por el ahora, algo que hace la tribu gastronómica. El futuro es el ayer, porque lo único que cambia es la variedad del menú.
Sturtz, a pesar de estar radicado en La Travesía, una localidad de Traslasierra, Córdoba, sigue teniendo una fuerte presencia en Capital Federal y nadie se olvida de su paso por Café San Juan, uno de los lugares que modificó esa vieja forma de hacer gastronomía. Su comida, es una mezcla de sabores caseros, los que aprendió con su mamá y su abuela, sumados a los que fue adquiriendo en los años que lleva en la gastronomía. Sus sándwiches fueron pensados para la decoración simple, pero rockera de La Parri. Por eso, la banda sonora de la noche fue la alquimia perfecta para coronar una noche que se va a repetir en el local de Slayer en Lanús.
En el lugar, norteamericanos compartían sus vivencias con skaters, gente que venía del arte se reía de furcios cometidos en una obra, otros mientras degustaban la comida cantaban y vitoreaban las canciones, pero nadie estaba con mala onda o se quejaba por algo. Por eso, esta tribu gastronómica que se mueve en silencio, en el momento de disfrutar, sabe como hacerlo y contagia al resto. Porque, tiene un don especial, que los hace diferente. No tienen la soberbia de los nadie y poseen la humildad de los grandes, de los que siempre están queriendo cambiar algo. En algunas ocasiones, un plato para anexar a la carta, en otras el trato con sus pares para hacer más llevadero el lugar de trabajo y en la mejor de las situaciones, hacer que esa persona que tiene rango en la cocina, sea uno más a la hora de encontrarse a beber y comer algo rico como fue en La Parri.
Salú y hasta el próximo encuentro siempre.
Esta cobertura fue realizada con fondos de otrasyerbasrock.com
Paola Gastelu
La verdadera cocina de calidad, en sus productos y en el condimento especial que es el amor. Esta forma de gastronomia ed profesion y vocacion. Brindo por ello. Salud!