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Cine in the Jar

Napoleón - portada - OYR

Una producción digital épica y desbordada: Napoléon

25/11/2023

La historia

Se suele tildar de “empresa napoleónica” a cualquier intento de llevar adelante una idea, un plan o una acción cualquiera que requiera de un esfuerzo descomunal. Filmar y adaptar para el cine la vida de Napoleón podría ser una de ellas, dada la intensidad con la que vivió hasta su muerte en el exilio en 1821 a los 51 años, pero sobre todo por la cantidad y la magnitud de cosas para contar. El resumen episódico de la última película de Ridley Scott, director de joyas del siglo XX como Alien (1978) o Blade Runner (1984), producida por Apple con centenas de millones, da cuenta de ello de manera abreviada: su aparición en la escena pública durante la Revolución francesa al son de la guillotina (incluida la decapitación de María Antonieta), da comienzo a una narración fragmentada por los que son considerados los momentos más épicos de su vida adulta, que trascienden por mucho a Napoleón para ser parte de la historia del mundo. Hacia el interior de la película, cada uno de estos momentos estará conectado con el regreso al hogar y a las manos de su amada Josefina, a quien se entrega de manera absoluta hasta el final de sus días y con quien vivió una relación conflictiva, tanto por las aventuras de su esposa en los tiempos de campaña como por el hecho de que no pudiera engendrar un heredero. Una trama, la de su ascenso y su caída, y una subtrama, la de su vida amorosa, delinean la historia de un hombre sobre el relieve de la historia de gran parte de occidente, al tiempo que ambas enmarcan los dos puntos de vista con los que nos acercaremos a su figura: la del capitán y gran estratega que lidera ejércitos sanguinarios y quien decía querer ser testigo de su posteridad (rasgo de grandeza, el de una vida proyectada hacia el futuro) como contraparte de una intimidad gobernada por un espíritu taciturno, inseguro e introvertido. No sabemos a ciencia cierta qué se dice del temperamento y la idiosincrasia de Napoleón, pero sorprende la caracterización de Phoenix, muy cerca de otros registros del actor en la interpretación de personajes conflictuados, atormentados en su interior y con dificultades para desenvolverse en el mundo cotidiano.

 

Napoleón (2) - OYR

 

Una producción magnífica

Y en estos dobleces, entre las idas y vueltas de un hombre llamado a hacer historia, se crea un universo visual y una puesta en escena que deslumbran especialmente en las escenas de las batallas, a partir de la concepción de un espacio que muestra el despliegue estratégico de los ejércitos, pero que también aprovecha la pantalla en toda su dimensión a partir de la recreación de los ambientes palaciegos y aristocráticos en donde transcurría su vida política y citadina.

Es tanta la cantidad de acontecimientos que se narran, y tan grandes sus dimensiones, que en su conjunto la película da la impresión de avanzar a las apuradas, recorriendo las superficies y avanzando en el tiempo, a través de los años y las efemérides, como en una carrera de postas. Sin embargo, algo permanece al modo de un punto fijo o elemento conductor: el cuerpo y el rostro de Napoleón/Phoenix. Es un logro extraño, porque tampoco hay una profundización de su carácter… esta percepción pareciera obedecer más bien a una atracción material, al poder de las imágenes y a la capacidad del Scott para captar a Phoenix como un centro de gravedad, en medio de una producción digital épica y desbordada.

 

Crítica de Matías Lapezzata.

 

Napoleón (3) - OYR

 

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