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Cine in the Jar

Blondi - portada - OYR

Blondi y la gran pregunta literal: ¿para qué sirve un padre?

24/07/2023

Hay una pregunta que atraviesa Blondi de punta a punta, y que de hecho se enuncia literalmente en algún momento de la película: ¿para qué sirve un padre? Es un punto de anclaje desde el cual se puede pensar, mirar y sentir una narrativa que gravita en una constelación dominada por la mentada BlondiMartina, su hermana, y Pepa, madre de ambas, y cuyo núcleo temático bien podría ser el amor de una madre. Hijas, hermanas y madres, estas tres mujeres no paran de moverse y hablar, de vivir en un transcurrir que está siempre acelerado por las vicisitudes de lo cotidiano y, en el caso de Blondi, por las implicancias de haber sido madre a los 15 años. Mirko, su hijo, compañero y amigo, orbita a su vez entre medio de estas mujeres y alrededor de su madre en un devenir iniciático, a punto de dar un paso que lo correrá inesperadamente de un esquema familiar que parece cerrado y que tendrá su punto inicial de quiebre con la huida de Martina, en una fuga irresponsable, pero amorosa en la medida en que a través de ella se le restituye, en tanto personaje, el deseo y la libertad.

 

Blondi - película - Dolres Fonzi - Carla Peterson - OYR

 

Así, la vida de una familia, el amor de una madre y los vaivenes propios de tener que arreglárselas en este mundo, en una Buenos Aires residencial, de barrio y laburante, bien constituyen el tema de la ópera prima de Fonzi, en el rol de directora, coguionista y protagonista. Pero no alcanza esto para expresar todo lo que sucede en la pantalla. Podemos mencionar por caso la primera escena, que comienza con un plano cenital que se acomoda a la altura de una cama en un dormitorio, donde Blondi despierta acompañada y apurada, se levanta y se viste casi fuera de cuadro, alcanzada a último momento por un desplazamiento de la cámara hacia la derecha cuando casi la pierde de nuevo, y a la altura de sus pasos, la sigue por la casa a través de un pasillo y una habitación donde se ven los vestigios de una fiesta: cuerpos dormidos, vasos vacíos, desorden y esa estasis con que la luz del sol se apodera de los ambientes cuando la celebración ha concluido. La cámara abandona sus pasos, y atravesando la habitación, vuelve a alcanzarla desde un balcón. Ahora la vemos desde lejos caminar por la calle hasta un auto, en el que buscará a otras personas y con el que conducirá por la autopista para ingresar a otro barrio y en una plaza, cuando aparezcan las primeras líneas de diálogo, nos enteremos que Blondi, aunque todavía no sabemos quién es, comanda un grupo que hace encuestas. Está por comenzar la jornada laboral.

 

 

Es una escena que presenta de inmediato, a través de una narrativa visual, el universo de su protagonista, con recursos formales que irán creciendo, acompañados de un ritmo dado por las actuaciones como soporte de una expresión que nos revela un nuevo descubrimiento: la palabra aquí no es meramente funcional, está integrada a cada actor y a cada actriz, a un cuerpo de expresión que supera, pero integra, una función descriptiva, es decir, no es soporte exclusivo, pero sí necesario, de la narración. Para el caso, cada intervención de Pepa, interpretada por Rita Cortese, es magistral desde cualquier punto de vista, tanto se quiera pensar en la película, en la actriz, en el personaje o en lo que cada momento propicia y desencadena entre quienes comparten la escena, otro detalle no menor, porque en esta película nadie está solo.

 

Escena Blondi - OYR

 

Todos estos aspectos constituyen una ficción que es un dispositivo complejo, construido a partir de un montaje ligero y siempre justo, apelando a un principio de economía que apuesta, con cuidado y verdad, a la fuerza integral del cine. 

 

Crítica: Matías Lapezzata

 

Afiche - Blondi - OYR

 

 

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