Chris Ware lo hizo de nuevo
30/03/2020
La revista The New Yorker dedica la ilustración de su última portada, a cargo de Chris Ware, a quienes han sido calificados como los héroes de la pandemia del coronavirus, el personal médico, con un diseño que pone de manifiesto que este sector de la sociedad, tan expuesto a la enfermedad, también tiene familia e hijos.
El dibujo, titulado “Bedtime” (La hora de dormir) muestra un pasillo hospitalario repleto de médicos y enfermeras en acción, ataviados con las batas, guantes y mascarillas quirúrgicas característicos de esta epidemia, mientras una de ellas le da las buenas noches a su marido e hijos a través de la pantalla de un teléfono móvil.
Un artículo explicativo de la publicación, con quien Ware colabora desde 1999, expone el proceso creativo del autor, que en este caso se vio ayudado precisamente por su hija.
“Como táctica de procrastinación, a veces le pregunto a mi hija de 15 años sobre qué debería ser el cómic o el dibujo sobre el que estoy trabajando”, comenta Ware. “No sólo porque me permite alejarme de mi mesa de dibujo, sino porque, como muchos niños de su generación, ella presta atención al mundo”.
“Asegúrate de que sea sobre que la mayoría de médicos tienen hijos y familias propias”, le dijo al dibujante su hija.
“Buena idea. Y uno personal: uno de los padres de su amiga son médicos; esa amiga, ahora destilada en un charco rectangular de luz en la mesita de noche de mi hija, informó que su madre había dejado de ir a trabajar temporalmente, en espera de los resultados de una prueba covid -19”
“El último trabajo real que tuve fue entregar sangre a los hospitales, a principios de los años noventa. Un buscapersonas me arrastraría fuera de la cama para pilotar atontado a un Ford Escort blanco a las salas de emergencias locales, donde conocí a los cansados pero decididos técnicos de laboratorio y enfermeras. Mientras firmaban los documentos necesarios, hablamos un poco sobre las películas recientes que podrían haber visto, o me contaron sobre sus familias. Luego conducía a casa, avergonzado por mi escasa ambición de ser artista pero agradecido de que al menos pudiera volver a dormir”
“Si bien algunos de nosotros nos preocupamos por lo que Netflix muestra para ver, una avalancha desconcertante de artículos, ensayos y entrevistas con médicos describen el frente que enfrentarán en las próximas semanas. Los hospitales están casi seguros de ser abrumados por los pacientes. Las personas bien intencionadas están cosiendo máscaras caseras para compensar la falta de equipo de protección. Los médicos se están secuestrando de sus hogares para evitar infectar a sus familias. Estos parecen detalles de un guión de película mala. ¿A qué tipo de pesadilla nos estamos despertando?”
Entre los logros de Chris Ware, además de haber emocionado al persona del salud mundial, están, por ejemplo: 1) La reinvención de la página (de escaparate en caleidoscopio); 2) El rechazo casi alérgico a la narración lineal; 3) El injerto de juegos tipográficos; 4) La predilección por los colores planos; 5) El aprovechamiento de cualquier producto de imprenta -póster, folleto, tablero de juego de mesa…- como corpus complementario del artefacto principal; y 6) La sublimación de la melancolía como temperatura emocional de Occidente.
En definitiva, a Ware se le reconoce el haber redimensionado la concepción del cómic hacia lo artístico, y su capacidad para producir libros, como así también por haber realizado, en el 2010, la portada para Fortune que la revista no se atrevió a mandar a la rotativa, donde retrató a varios consejeros delegados borrachos bailando en terrazas de rascacielos en su número especial sobre las 500 mayores empresas de Estados Unidos. El último libro de Chris Ware se llama “Rusty Brown”.